SSACRIFICO:
“Sin sacrificio, no es posible triunfar”
Para hacer más amena
esta narración dedicada a los atletas auténticos en este punto
fundamental sobre el SACRIFICIO me
ayudaré de la historia de uno de los grandes fondistas españoles que tuve la suerte de descubrir y
entrenar, Carlos de la Torre; especialmente porque es un ejemplo de sacrificio
y humildad muy difícil de superar dentro
de los parámetros de nuestra cultura. Como sabéis las posibilidades de esfuerzo
humano no pueden desvincularse de sus contextos culturales que conforman buena
parte de nuestra personalidad. Así muchas actividades cotidianas en algunos países muy
pobres de África serían casi proezas para los ciudadanos acomodados de los
países avanzados. Sabemos que está circunstancia, junto a la utilización de
sistemas modernos de entrenamiento, están detrás del éxito del fondo Africano
en las últimas décadas, pero nosotros debemos circunscribirnos a nuestro
ambiente europeo porque es el espacio en el que realizamos nuestro trabajo;
aunque ciertamente aprendemos mucho por contraste con pueblos que necesitan
hacer muchas más sacrificios que nosotros para sobrevivir, especialmente cuando la competición atlética
pueda ser una salida de la miseria endémica.
C. De la Torre inicia la práctica atlética con 21
años, nunca antes había practicado atletismo y tres años más tarde (91) se proclama campeón de España absoluto de
10.000m, representando a España en los
JJ.OO al año siguiente, con sólo cuatro de entrenamiento sistemático. Solo unos meses después de empezar a
entrenarse me expresa su deseo de
“Intentar los objetivos más ambiciosos posibles“
y diseño un programa de 13 secciones semanales,
5 de ellas (de lunes a viernes) de
40´de CC suave que realizaba a las 7 de
la madrugada antes de comenzar su trabajo como fontanero. La segunda sección la
efectuaba al salir de trabajar de apenas unos 60’ de duración. Este esquema
temporal se mantiene hasta que consigue participar en los JJ.OO y puede
entonces mejorar las condiciones de vida.
Durante 10 años de entrenamiento constante, nunca le
oí quejarse de la lluvia (y en Galicia
llueve con frecuencia) ni del Sol, ni de los circuitos, ni de ninguna
circunstancia relacionada con el principio “todos los días hay que entrenar lo
mejor que se pueda”.
“Deberías salir a divertirte algún fin de semana”,
le comenté una vez, y su respuesta fue tajante: “las diversiones pueden
esperar” Era tal el hambre de triunfar
lo que posibilitaba que Carlos hacia fácil lo difícil, y convertía en hábitos cotidianos acciones que a la mayoría se nos antojan
sacrificios casi imposibles. Algunos de estos hábitos relacionados con el descanso suficiente para
estar en las mejores condiciones de entrenarse al siguiente día, pueden
parecernos muy normales, pero son pocos
los atletas que cumplen escrupulosamente la norma, que resisten las tentaciones
de salir por las noches, que madrugan todos los días y salen a correr sin mirar
si el cielo amenaza lluvia y llevan a la práctica saludables hábitos para
prevenir fatigas extras y minimizas riesgos de lesiones o enfermedades típicas.
Suele decirse que
sacrificio supone un esfuerzo extraordinario para alcanzar importantes
objetivos, venciendo otras tendencias o intereses. Es una manera de oponernos a
la ley de la comodidad, la tendencia hacia lo fácil y placentero y la pereza de
remontar el vuelo y ponerse manos a la obra de de cada día. Pero para el
atleta, sacrificarse es su forma de
vida: adiestrase, descansar adecuadamente, procurarse hábitos dietéticos
saludables, conforman un estilo de vida que le comprometen completamente,
posiblemente hasta llegar a amar esa
manera de vivir, un estilo de vida que elige y asume y… probablemente le hace
feliz.
2CONSTANCIA “La
constancia es el secreto del éxito” (J.F. Kenedy)
Podrías hablar de miles de principios fundamentales
para desarrollar de la mejor manera posible las capacidades atléticas, que si
no ponemos la CONSTANCIA en el base de todo, no servirían de nada.
Para conseguir sus objetivos el atleta tiene que
dosificar sus esfuerzos distribuyéndolos en tantas secciones de trabajo como
aconseje principios programáticos como el de supercompensación,
alternancia y todas las leyes adaptativas. La ley de la Constancia recoge presupuestos
temporales dispuestos por los fenómenos fisiológicos para adaptar los esfuerzos
y como la experiencia demuestra que se necesitan varios años de trabajo diario,
progresivo y especifico para conseguir objetivos importantes, y no existen
otras fórmulas alternativas que sustituyan
al trabajo periódico y constante. No existen mecanismos extraordinarios para
cambiar nuestra organización biológica para adaptarse a esfuerzos más exigentes
sino a través de asumir posibilidades homeostáticas en las que son posibles
esos esfuerzos, siguiendo leyes biológicas bien conocidas. .
En todo caso la organización biológica dispone de
muchos mecanismos estructurados en
distintas escalas temporales para dar respuesta a una muy amplia gama de retos
o esfuerzos diferentes, a la vez que puede adaptarse mejorando las respuestas
posibles bajo una presión estimulativa
constante, muy persistente en el tiempo. Esta condición temporal no
puede ser sustituida por otros presupuestos. Además es necesario que los
estímulos (entrenamiento) cumplan otras leyes (recogidas en los principios
fundamentales del entrenamiento) para producir cambios específicos o buscados.
Pero siempre es la constancia o persistencia temporal de los estímulos la ley
que permite el progreso.
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