miércoles, 6 de febrero de 2013

Mis 2 CLAVES para ser un GRAN ATLETA. ¿Cuáles son las tuyas?


Imagínate que te preguntan cuáles serían para ti las 2 claves más significativas que pueden hacer de un atleta, un gran atleta. ¿Serías capaz de destacar solo 2 claves para el éxito de un atleta? Yo las tengo claras, la primera de ellas sería el correcto trabajo del proceso de aerobización continua de nuestro cuerpo como organismo pluricelular y la segunda sería, conseguir un correcto proceso de aerobización de nuestras emociones, es decir, una fuerte inteligencia emocional.
¿Nos hemos parado alguna vez a pensar lo qué son las emociones? Sinceramente no, de hecho, no estaríamos ahora otorgándoles este espacio.  Las emociones son estados afectivos que cada uno de nosotros experimenta cada día de manera individual. Cambios fisiológicos y endocrinos en el interior de nuestro organismo que generan una descompensación en nuestro comportamiento de manera NO consciente
Hasta hace nada las emociones han estado muy poco valoradas y tanto entrenadores como deportistas gastábamos todo nuestro esfuerzo y tiempo en el entrenamiento físico.  Y no nos dábamos cuenta que las emociones nos indican estados internos personales, motivaciones, deseos e incluso objetivos.  Hoy más que nunca nos damos cuenta de que sin esos feelings la máquina no se mueve.  Ésta claro que es difícil trazar un lazo entre emoción y conducta porque uno no sabe cómo va a reaccionar, pero si les prestamos atención, si empezamos a conocerlas, podremos mejorar mucho nuestro rendimiento y eso solo se hace mediante entrenamiento. Cada uno de nosotros reacciona de manera independiente atendiendo a sus experiencias pasadas entre otros rasgos.
 Dedica un poco de tu tiempo a esos cambios producidos en tu comportamiento y el de tus atletas, por qué aparecen, hacia dónde os llevan, etc.
Existen 6 emociones básicas, las cuales no podemos cambiar; miedo, sorpresa, aversión, ira, alegría y tristeza. Éstas son las desencadenantes de las diferentes percepciones que experimentemos, las cuales sí se pueden modificar: protección, rechazo, peligro…  la vivencia de las mismas y lo que nos aporte nos llevará a repetir aquello que nos ha gustado o a rechazar lo que no. Ya que las emociones conllevan generalmente a un conjunto de cogniciones, actitudes y creencias sobre nuestro mundo exterior, sobre cada una de las situaciones que podamos vivir, influenciándonos en el modo de percibirlas.   No deberíamos dejar que eso fuese así, deberíamos hacer hincapié y trabajar sobre esos rechazos, encontrar su foco y reorientarlo hacia un lado motivante.  Depende de nosotros, cuanto más las entrenemos, más nos adaptaremos a ellas.  Y a eso es a  lo que me refiero con “proceso de aerobización de las emociones”.
No le encontráis semejanza con el funcionamiento de la mejora y asimilación del entrenamiento aeróbico? (lo que hemos llamado al principio “proceso de aerobización continua”). Un atleta repite en cada uno de sus microciclos de su planificación unas líneas de trabajo que conllevan machacar y machacar diferentes intensidades para conseguir que esos ritmos sean interiorizados por el cuerpo y plasmarlos el día de la competición. Ok, ésta es la parte en la que todo el mundo se centra, la única que se entrena pero el día de la competición prácticamente nunca, competimos con las mismas condiciones que se dan en nuestros entrenamientos diarios.
Podemos encontrarnos con campeonatos de un nivel inferior o superior lo que conllevaría una mayor o menor presión, aun así, todos ellos: competiciones. No se suelen celebrar en tu lugar de entrenamiento diario, no compites con la misma ropa ya que te ves obligado a hacerla con la de tu club oficial, las gradas se llenan, en la línea de salida aparecen tus rivales a tus dos lados, ya no eres tú el que da la salida sino el juez con su pistola, tus ojos ya no miran solo al frente sino que deben atender a los movimientos de los demás atletas y así así podríamos enunciar una serie larga y extensa de sentimientos que aparecen como consecuencia de cada competición.
 ¿Cuándo empiezan estos sentimientos? Pues depende del atleta, hay atletas que hasta que no empiezan a calentar ese mismo día no empiezan a notar que en breves instantes deben volver a superarse. Otros en el momento que llegan a las instalaciones  y sin embargo hay muchos otros que los nervios y presiones florecen días antes de la misma, la noche anterior, etc.  Y ¿a tu atleta?.
¿Cómo se entrenan estos sentimientos? Como ya hemos descrito necesitamos conocerlos, saber cuándo se originan, por qué, hacia dónde nos llevan, es decir, que tipo de desequilibrios nos desencadenan...  Para ello la comunicación entrenador-atleta es crucial.
Por ejemplo, imaginaros que tenéis un atleta que está acostumbrado a ir detrás de alguien en todos los trabajos fraccionados que realiza porque por casualidades de la vida tiene un “sparring” y que el día que éste no puede asistir al entrene por “x” nuestro atleta se viene abajo y experimenta un miedo tremendo a ese entrenamiento. ¿cómo va a poder competir correctamente si no se atreve a hacer unas series solo?. Y si es una chica de un nivel considerable que busca hacer una marca ya decente en pista, no tiene ninguna rival en los alrededores que sea de nivel parejo y le toca conseguir la marca a ella sola en una competición?. Tendremos que obligarla a realizar la calidad sola, el sparring si quiere puede animar desde las gradas, pero el día que le toque competir sola, tenemos que conseguir que frente a la línea de salida se presente una atleta con determinación y sin miedo a nada.
¿Le has preguntado alguna vez a tus atletas cuales son sus miedos respecto a la competición?

1 comentario:

  1. Yo puedo ser un claro exponente de lo que comentas: Desde pequeño (ya soy veterano), cuando competía en infantiles y cadetes, me suponía mucha presión el hecho de ir a competir. Ahora entreno solo siempre y suelo hacer las competiciones igual que los entrenos. Me da igual hacer un 1.500 en una competición que entrenarlo solo.

    Creo que mi miedo en la competición es desfallecer, no cumplir mis propias expectativas, no se.

    Un abrazo.

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